(a la memoria de Juan Valiente Pestana)
“Quien no conoce el bosque chileno, no conoce este planeta”, decía Pablo Neruda. Tal vez con menos globalidad pero igual énfasis podíamos decir que quién no conoce el Puerto de Santa Clara no conoce uno de los rincones boscosos más celebrados de Sierra de Gata y también de Extremadura, también conocido como El Soto (O Soitu en mañego). Lo cierto es que, por muchos motivos, constituye uno de los parajes serragatinos más conocidos y celebrados. Y no menos cierto es que quien lo conozca y se acerque de nuevo hasta allí observará grandes cambios en su fisonomía. Están a punto de consumarse las obras en el último tramo de la carretera que desde San Martín de Trevejo corona el puerto hasta el límite con Salamanca. De nuevo
Se han consumado las trazas esbozadas en las primeras fases y, de manera inexorable e inapelable, se acometió el tramo final que por muchos motivos era el más comprometido en términos topográficos y ambientales. Como suele ocurrir en estos casos, se sabe dónde empieza pero resulta difícil saber dónde se acaba. O no se quiere saber o da lo mismo, o a nadie parece importarle más allá del elástico cumplimiento de la legislación vigente.
El resultado sobre el terreno es tan desalentador como apabullante, desde luego poco propicio para las imágenes bucólicas con que la propia Diputación o
José Antonio Mateos Martín